Un paisaje cambiante | Tres posibilidades para el futuro del mercado energético mexicano

Aunque la desregulación se completó hace casi un año, en noviembre de 2017,  la liberalización del mercado energético mexicano sigue creando incertidumbre tanto para funcionarios públicos como para transportistas y proveedores de petróleo. Originalmente pensada para convertir a México en un mercado energético competitivo, la liberalización está diversificando el país en todas las áreas del sector energético y de la cadena de suministro de petróleo y productos refinados. Gran parte de este objetivo depende del movimiento estratégico que se aleja del distribuidor único anterior de productos energéticos en el país, la empresa estatal Pemex (Petróleos Mexicanos), hacia una gama más amplia de inversión extranjera que crea un mercado competitivo.

La Cumbre Petrolera México-Estados Unidos en la Ciudad de México en otoño de 2018 buscó examinar las condiciones actuales en el mercado energético de México y proporcionar una visión de las empresas y los funcionarios gubernamentales sobre las posibles trayectorias para el país en los próximos años. Con múltiples puntos de vista representados en el escenario global, desde un nuevo presidente electo decidido a aumentar la autosuficiencia energética de México, hasta empresas multinacionales que compiten por una porción del mercado, el camino a seguir para México sigue siendo poco claro e incierto. En la conferencia de este año surgieron tres escenarios distintos para los futuros resultados del mercado en México, cada uno dependiente de las próximas decisiones y de la futura dinámica del mercado.

Escenario 1: Regreso a un mercado anterior a la liberalización

Aunque requeriría un esfuerzo significativo dar marcha atrás en lo que ya se ha logrado para la reforma energética en México, el primer escenario implica un retorno a un mercado anterior a 2017. Antes de que se produjera la desregulación, la petrolera estatal Pemex, junto con el gobierno mexicano, fijaba los precios nacionales de los combustibles, eliminando cualquier tipo de volatilidad o precios competitivos del mercado.

El objetivo inicial de la reforma energética mexicana era abrir este monopolizado mercado energético a la inversión extranjera, reforzando la financiación de las infraestructuras nacionales e impulsando la economía en el proceso. Los críticos, como el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, han expresado su preocupación por la dependencia resultante de EE.UU. y de los productos derivados del crudo de otros países mientras México lleva a cabo esta transición. Estos argumentos se ven respaldados por las promesas realizadas a principios de su campaña de revertir las políticas de desregulación y congelar los precios nacionales de los combustibles durante un máximo de tres años, lo que, según él, permitiría que los precios subieran al mismo ritmo que la inflación. Durante estos tres años, López Obrador sugiere construir una nueva refinería en México, aumentar la producción del país, reducir la dependencia de productos petroleros extranjeros y disminuir los precios de los combustibles en todo el país.

Aunque el interés por regresar a la dinámica de combustibles previa a la liberalización prevalece entre López Obrador y los afiliados al partido, quedan importantes obstáculos políticos y económicos para superar el estado actual. El riesgo de dañar las relaciones económicas internacionales con empresas que ya han invertido en el desarrollo de infraestructuras en el sector petrolero mexicano podría resultar perjudicial para atraer una mayor inversión extranjera en otros sectores. Además, reinstaurar a Pemex como único proveedor de combustible sería costoso, ya que la petrolera tiene una deuda de más de 100.000 millones de dólares. Aunque volver a la dinámica del mercado de combustibles anterior a la liberalización puede reducir la dependencia de los productos crudos extranjeros, a largo plazo podría obstaculizar la inversión extranjera en la economía mexicana en general.

Escenario 2: Un "mercado libre" dominado por Pemex

El segundo escenario posible es una continuación de la dinámica actual del mercado, con nuevas empresas luchando por competir con Pemex. Aunque sobre el papel ya no está patrocinada por el gobierno, la empresa sigue siendo un monopolio relativo, manteniendo el mayor número de estaciones de servicio en todo el país. Además, al poseer la mayor cuota de mercado y, por tanto, poder fijar los precios más ventajosos, Pemex mantiene una presencia significativa en México en la mayoría de los niveles de la cadena de suministro de petróleo, desde la producción hasta la venta al por menor. Sin un impulso continuo para atraer cada vez más inversión corporativa extranjera, se mantendrá el statu quo de un panorama dominado por Pemex, aunque no sea oficial.

En este escenario, para lograr un estado más parecido a un mercado plenamente libre, las empresas tendrían que seguir compitiendo por operaciones más grandes y competitivas a lo largo de la cadena de suministro. Este proceso se ve dificultado por la falta de infraestructuras previas y posteriores en todo el país. Las refinerías existentes no están ubicadas cerca de las regiones o centros de población con alta demanda de combustible, lo que crea ineficiencias logísticas y cuellos de botella en el suministro de petróleo.

Con la dedicación de López Obrador para agregar nuevas operaciones de refinación, esto podría mejorar pronto. Sin embargo, la inversión adicional en la construcción de operaciones upstream requerirá un aumento de la inversión extranjera, así como una dependencia de las importaciones extranjeras -principalmente de EE.UU.- mientras se desarrollan. Ambas han sido críticas clave de López Obrador hacia el mercado actualmente desregulado.

Sin embargo, eso no quiere decir que no haya habido diversificación en el mercado mexicano de combustibles en el último año. Desde finales de 2017, más de 60 nuevos proyectos han sido aprobados por la Comisión Reguladora de Energía de México, después de 17 años con poca inversión en instalaciones de almacenamiento o distribución. Más de 50 marcas diferentes han entrado en el espacio minorista de México, lo que representa un aumento de aproximadamente 20-25 por ciento en las importaciones privadas de diésel no-Pemex. Aunque hay muchas más empresas extranjeras en el sector minorista de combustibles de México, cada vez hay más interés en añadir competencia a otros niveles de la cadena de suministro. Aunque es posible que Pemex siga teniendo el monopolio, hay indicios de movimiento hacia un equilibrio de libre mercado.

Escenario 3: Equilibrio real de libre mercado

Por último, un tercer resultado posible para el mercado energético mexicano sería un movimiento estratégico hacia un mercado verdaderamente libre, en el que las empresas privadas compitan en igualdad de condiciones con Pemex, con la infraestructura necesaria para llevar la competencia a todos los niveles de la cadena de suministro de petróleo. Se prevé que la demanda de combustible crezca sustancialmente en la próxima década. Para las compañías petroleras y los minoristas de combustible, esto significa crecer y mejorar el mercado disponible. Con una mayor aceptación de la inversión y los productos extranjeros en el mercado energético del país, el gobierno mexicano podría beneficiarse de la inversión extranjera en la economía, al tiempo que se asegura los recursos para satisfacer esta futura demanda.

Mucho de esto dependerá de la capacidad de México para desarrollar operaciones de refinación para extraer de sus reservas de petróleo disponibles, habilitadas mediante la incorporación de fondos adicionales para infraestructura en el presupuesto nacional. Esto es logísticamente ventajoso, ya que los precios de mercado más bajos resultantes crearían mejores márgenes para los competidores de Pemex del sector privado. También rescataría a la industria mexicana de refinado, aumentando potencialmente la producción diaria de petróleo a 2,5 millones de barriles diarios. Con el desarrollo de infraestructura energética no propiedad de Pemex, la gran cuota de mercado que la empresa posee actualmente podría reducirse al mínimo, fomentando un equilibrio más dinámico entre los actores del mercado energético.

Debido a la incertidumbre sobre el futuro del mercado energético de México, sigue siendo fundamental para los transportistas que operan dentro del país tener visibilidad sobre sus costes reales de combustible. Ya sea que México regrese a un monopolio previo a la liberalización o se convierta en un mercado verdaderamente libre, el manejo de la volatilidad de costos, la utilización de prácticas precisas de reembolso de combustible y el posicionamiento de su estrategia para la mejora continua en un mercado cambiante y complejo asegurarán el éxito en su cadena de suministro.

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